EL ALMACENAMIENTO.

 

Ingeniería Electrónica | Universidad Sergio Arboleda


 Desde los ordenadores hasta las tarjetas de crédito y los servidores en la nube, la tecnología actual depende de los imanes para conservar datos codificados en los dispositivos de almacenamiento. Pero la capacidad de estos sistemas se ve limitada por el tamaño de los imanes: por fino que sea el imán, ocupa un espacio que podría servir para guardar información.

han diseñado uno de los imanes más finos del mundo: una lámina flexible de cobalto y óxido de zinc de tan solo un átomo de espesor. «Eso significa que podemos almacenar más datos con la misma cantidad de materiales», destaca Jie Yao, ingeniero de la Universidad de California en Berkeley y autor principal del estudio.


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Además de reducir el tamaño de los dispositivos tradicionales de almacenamiento de datos, los imanes de menos de un nanómetro de grosor son indispensables para desarrollar la electrónica del espín, o espintrónica. Esta técnica emplea la dirección del espín de los electrones, en lugar de su carga, para codificar los datos. Tales imanes incluso podrían ayudar a llevar los electrones a una superposición cuántica, una situación donde las partículas quedan descritas por varios estados distintos al mismo tiempo. De este modo, los datos podrían almacenarse empleando tres estados (con el espín apuntando «hacia arriba», «hacia abajo», o en una superposición de ambas orientaciones) en vez de los dos habituales.

 

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